





Aprovechando precisamente esta versatilidad en las piezas, totalmente desmontables, me decidí por este esquema menos usual de decoración. Sustituimos ambos paragolpes por el otro juego, algo más discreto y de circuito, instalamos las taloneras pero conservamos el alerón original ya que el otro parecía más de rallye.
En el interior, como es lógico, había que sustituir "al maromo y su piba" por un piloto de competición, disimular los múltiples altavoces que equipaba y detallar todo de forma más racing, con incluso alguna pieza añadida en la parte trasera del habitáculo.
La decoración en sí no tiene más secreto que todo lo que se ve, resuelta con los restos finales de una hoja de calcas original y alguna que otra calca suelta para completar el trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario