Una resina preciosa de la marca Rallyekits y que tenía en el taller desde que Franco era cabo. Ahí estaba la pobre, pintadita y con su hoja de calcas al lado pendientes de que algún alma caritativa se dignase terminar lo que un cabeza loca, alias yo, empezó un día.
Y al retomar los proyectos antiguos, éste fue de los primeros de la lista ya que es un coche que me encanta, con sus aletas ensanchadas y sin parachoque alguno, y una decoración Calberson también magnífica, fácil en su planteamiento pero no tanto en su ejecución.
El resto no tiene excesivo secreto: recortar los cristales que ya vienen con la propia maqueta, decorar la bandeja de pilotos, acoplar un chasis de 307 de Ninco y unas llantas lo más clásicas aunque racing posible (que son un poco provisionales, lo que se dice "para salir en la foto".
No hay comentarios:
Publicar un comentario